Carl Schmitt (1888-1985) ha suscitado en los últimos años un nuevo interés que explica la reedición de algunos de sus libros más conocidos -este y la Teología Política, también en Trotta-, y además ha traído un acercamiento menos pasional a su obra, lejos de la piadosa fe de sus adeptos y de la recusación absoluta de sus críticos. Ese Schmitt que no es solo un jurista, sino un pensador sugerente, polémico, inclasificable, es también el que ha servido de fuente inagotable a muchos intelectuales.
Schmitt cooperó con el nazismo hasta que en 1936 las SS lo acusaron de oportunista. Ex captivitate salus recoge las reflexiones que escribió durante su año de internamiento en un campo de sospechosos puesto en pie por los aliados, y en su estancia en…
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