Ariel. Barcelona (2004). 475 págs. 24,90 €.
La publicación por parte de Luis Suárez, académico de la Historia y catedrático de Historia Medieval, de esta monografía sobre Fernando el Católico (1452-1516) viene avalada por más de 50 años de trabajo dedicados al estudio del reinado de los Reyes Católicos, en archivos españoles, italianos, británicos y franceses. Esta ingente labor ha convertido a Suárez en el mayor especialista del mundo en este período de la historia de España.
Tras su estudio dedicado a Isabel la Católica (ver Aceprensa 107/00), el autor se centra ahora en el coprotagonista de uno de los reinados más decisivos de la historia española. Señala Suárez que, pese a la tendencia a percibir la labor de ambos monarcas como un todo indiferenciado o, por el contrario, a enfrentar ambas figuras, las posturas y decisiones imputables a Isabel y a Fernando son perfectamente distinguibles. Así, por ejemplo, Isabel convenció a Fernando en 1488 de la urgencia de conquistar Granada en vez de recuperar el Rosellón; en sentido inverso, Fernando impuso su criterio en el mantenimiento de la estabilidad monetaria y en el desarrollo del comercio como forma de incrementar los ingresos del Estado.
La extraordinaria capacidad de Suárez para realizar una síntesis histórica de un reinado largo y complejo, conduce al lector desde la infancia del protagonista -rey de Aragón a los 10 años- a su matrimonio con Isabel en 1469, que le convertiría en Fernando V de Castilla, y a su decisiva participación en la guerra de Granada y su implicación en la política mediterránea en defensa de los derechos aragoneses sobre Nápoles. El fallecimiento, uno tras otro, de los herederos varones de los Reyes Católicos dejaría finalmente su legado en manos de Carlos de Habsburgo, hijo de Juana y Felipe el Hermoso.
Tal vez uno de los aspectos más interesantes del libro sea la revisión historiográfica que se hace de la figura de Fernando el Católico. A nadie escapa la actual tendencia a revisitar mitos y personajes históricos en clave nacionalista. Así, durante los años en que cohesión, autoridad, expansión territorial y unidad religiosa eran conceptos inequívocamente positivos, el tándem Fernando-Isabel fue la encarnación de lo español con mayúscula y del castellanismo a ultranza.
Se olvida, por ejemplo, que Fernando fue el primer rey de España que juró los fueros en el árbol de Guernica. El desarrollo de los regionalismos en el siglo XIX y, más recientemente, de los nacionalismos, intenta recuperar la figura de Fernando como personificación del nacionalismo catalán. Ambos juicios, viciados por motivos políticos, son igualmente anacrónicos y simplistas para calificar un reinado que, en muchos aspectos, significó la superación del Medievo y la incorporación de la monarquía hispana a la Modernidad.
Margarita Sánchez