Enrique Vila-Matas (1948) es uno de los escritores españoles con más resonancia internacional, especialmente en Francia, donde ha sido muy editado y valorado. Su traductor al francés, André Gabastou, emprende en este libro una larga entrevista con Vila-Matas con el fin de repasar su ya larga trayectoria literaria.
La finalidad de estas entrevistas no es profundizar en el sentido ultimo de todas sus obras. Sobre cada una, se proporciona una interesante información que permite conocer mejor cómo se escribió y su intención, pero las explicaciones que se dan ni son abstrusas ni artificiosas. Las preguntas proceden de alguien que conoce muy bien tanto la obra como la vida del autor barcelonés; y también sus influencias y sus características estéticas. El libro, muy bien editado, contiene numerosas fotografías que proceden del archivo del autor; también se han escogido una serie de fragmentos de sus libros; y, por último, y esto hace este libro más atrayente, se incluye una selección de textos de Vila-Matas –conferencias, artículos…- hasta ahora nunca publicados en libro y que aportan más luces para desentrañar las claves de una literatura que, como ha afirmado el escritor mexicano Sergio Pitol, es un constante “viaje sin retorno”.
El autor catalán no resulta fácil de clasificar puesto que su literatura no tiene nada que ver con los géneros más en boga y comerciales. Poco a poco ha ido dando forma a una literatura cosmopolita, abierta al ensayo, permeable a los géneros, de marcado carácter experimental, metaliterario y autoficcional. Su apuesta literaria choca, lógicamente, con el realismo costumbrista que por cuestiones comerciales se ha asentado en el panorama literario español, muy alejado de los experimentos y de los vanguardismos. Vila-Matas, sin embargo, ha sido fiel a su insólito camino, lo que ha supuesto correr una serie de riesgos estéticos valorados por la crítica pero que los lectores no parecen asimilar. También puede decirse que el autor, sobre todo en sus últimas novelas, en su afán de innovar constantemente, se ha introducido quizás en un bucle del que le resulta complicado salir (o no quiere), camino que le ha llevado a ser un escritor no sé si deliberadamente minoritario.
Pero es de justicia reconocer su originalidad, especialmente manifiesta a partir de Historia abreviada de la literatura portátil (1985), libro clave en su evolución literaria, en la que también hay que destacar el giro que emprende con Bartleby y compañía (2000), continuado después en El mal de Montano y Doctor Pasavento, sus apuestas estéticas más innovadoras y arriesgadas y donde ha dado forma una literatura muy original que bebe de los que para él son los grandes renovadores de la literatura contemporánea: Kafka, Walser, Borges, W. G. Sebald, Claudio Magris… .
Pero en su larga trayectoria (ver Aceprensa, 21-04-2010) hay otras obras que sin ser tan rompedoras –aunque sean también muy vila-matas– resultan agradables de leer, como es el caso de Lejos de Veracruz, Extraña forma de vida, El viaje vertical; sus libros memorialísticos París no se acaba nunca y Dietario voluble; y sus libros de relatos Suicidios ejemplares, Hijos sin hijos, Exploradores del abismo. En estos libros, con su singular sentido del humor, sus planteamientos resultan ocurrentes y novedosos, aunque se trata, no hay que olvidarlo, de un escritor que siempre busca renovar la realidad desde perspectivas insólitas.