Pese a las décadas que atesora, parece que el arte moderno sigue observándose con desconfianza por parte del gran público. Al mismo tiempo, la formación artística resulta cada vez más deficitaria. Por esta razón, no es extraño que se siga anhelando la sencillez de la experiencia estética, el enfoque artístico tradicional que no demanda mayor esfuerzo que el de ponerse delante de la obra y contemplarla.
Antonio Puerta López-Cózar, arquitecto, divulgador y colaborador de Aceprensa, se propone solventar esos déficits y ayudar a comprender –y disfrutar– el arte moderno. Su ensayo es una verdadera guía, que no solo evidencia el interés de los lenguajes artísticos contemporáneos, sino también su influencia, en ocasiones ignota, en la cultura y la vida de nuestro tiempo.
Gafas para entender el arte moderno es un tratado maravilloso que aúna arte, historia, antropología y filosofía. Explica, por ejemplo, cómo detrás de Cuadrado blanco sobre fondo blanco (Malévich) puede ocultarse tanto una llamada a la pureza originaria, un rechazo hacia una realidad que la I Guerra Mundial había hecho insoportable, como una denuncia contra la despersonalización pretendida por el régimen soviético.
El libro explica todo con claridad, empleando un estilo cercano y personal en el que hila semblanzas, momentos históricos, corrientes culturales y avances técnicos para dotar de sentido a cada una de las más de cuarenta obras que sirven de tema principal a los capítulos. Buena prueba del esfuerzo divulgador es el tono progresivo de la exposición, la agrupación de capítulos y obras en secciones temáticas y una cuidada edición material en color que incluye una reproducción de la obra de referencia al comienzo de cada explicación.
En un momento en el que la mayoría de los consumidores de arte vamos a la caza del selfie frente a una obra famosa, conviene poner en valor un libro culto que no pretende aparentar la afición por el arte. Frente a los hábitos de la era digital, Puerta nos regala una fantástica herramienta para disfrutar esa manifestación de la naturaleza humana que es el arte en cualquiera de sus épocas, al tiempo que nos invita –sin proponérselo– a adoptar la actitud de un niño, sin miedos o prejuicios respecto de lo que no conocemos.