Patrick Dennis (1921-1976) fue un icono representativo de la bohemia de Nueva York y uno de los escritores estadounidense más populares de los años 50 y 60. Tras ser rechazado por numerosas editoriales, alcanzó la fama con su novela La tía Mame, obra que marca claramente el estilo de su autor.
Genio (1962) es una comedia cuya acción se sitúa en México y gira en torno al director de cine Leander Starr, un hombre carismático y extravagante, conocido por sus espectaculares proyectos, que ha huido de Estados Unidos para escapar de amoríos y acreedores, y persigue a toda costa el éxito y el dinero con la producción de una nueva película. Al conocer a Patrick Dennis, un escritor en pleno bloqueo creativo, le ofrece la oportunidad de escribir el guion y, pese a ciertas reticencias iniciales, a partir de ese momento juntos protagonizan aventuras hilarantes en torno al rodaje de un film que se llamará El valle de los buitres.
El propio Dennis ha querido ser personaje y narrador de esta historia a la que aporta su punto de vista de forma ambivalente: a veces es el contrapunto de Starr, quien se cree un genio –de ahí el título del libro–, y en otras ocasiones, su compañero de viaje, pues, junto con su esposa y casi sin querer, va quedando atrapado en los enredos del cineasta.
El autor muestra su habilidad para crear ingeniosos diálogos, chispeantes y rápidos, así como una gran agudeza en retratos de personalidades estrafalarias, indumentarias irrisorias, modos de vivir de gente variopinta y situaciones absurdas. El resultado es una sátira mordaz pero indulgente del glamour de Hollywood y de los tipos que desfilan por la alfombra roja. Son productores, guionistas y actores muy preocupados por su apariencia, pero que no tienen reparo en mostrar sus miserias y egoísmos en un contexto de superficialidad y permisividad moral a la que se hace referencia sin descender a detalles.
El humor, ingrediente fundamental de la novela, provoca la risa en pasajes memorables como los dedicados a las ostentosas mansiones mexicanas, las llamativas indumentarias de los protagonistas o los ensayos de actrices de medio pelo.
Dennis marca un ritmo vertiginoso y visual al relato con su prosa viva y directa, de forma que consigue una sucesión de escenas fugaces, casi propias de la gran pantalla, que absorben la atención del lector.
En Genio hay una mirada irónica a la vez que compasiva del cine, con unos personajes carismáticos e imprevisibles que tienen una visión del mundo rayana en lo irreal; gente alocada pero frágil y con un punto de inocencia.