En los rankings internacionales que pretenden medir el desarrollo humano o la felicidad, los países nórdicos suelen aparecer en los diez primeros puestos. Según su imagen internacional, son el modelo que combina el desarrollo económico, la cohesión social y la calidad de vida. Sin embargo, no son un polo de atracción para la gente, a no ser para los peticionarios de asilo.
El periodista británico Michael Booth se ha propuesto desentrañar las paradojas de la utopía escandinava. Lo hace con sentido crítico y humor, sin aceptar fácilmente los clichés del modelo nórdico ni obstinarse en una visión negativa. Booth, casado con una danesa y padre de dos hijos, se mudó de Inglaterra a Dinamarca hace 17 años, y para escribir el libro realizó un conc…
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