Alfaguara. Madrid (1993). 226 págs. 1.700 ptas.
Carlos Fuentes, además de escritor, es diplomático. Es uno de esos mexicanos internacionales que saben caer bien en todas partes. Se hizo famoso, hace ya años, con La muerte de Artemio Cruz, cuando estaban de moda las innovaciones narrativas. Luego ha ido capeando el temporal con cosas menores. Acaba de presentar en Madrid dos libros, El naranjo, una colección de relatos sobre la conquista de México, y Geografía de la novela, ensayos sobre este género y sobre sus autores preferidos.
Más interés tiene Geografía de la novela, al menos para conocer los gustos de una persona que ha leído mucho y que ha estado al tanto del desarrollo de la novela en los últimos cincuenta años. Yo no comparto la afición de Fuentes por Juan Goytisolo, colocado a la altura de los genios. Otros autores latinoamericanos que Fuentes pondera son apenas conocidos en España. En cambio, el ensayo sobre Borges es lúcido. Lo mejor del ensayo es la defensa de la vitalidad de la novela y su tesis de que novelar consiste en decir lo que no se puede expresar de otro modo.
Rafael Gómez Pérez