En un mundo globalizado, cada vez resulta más sugerente la idea de pensar la pluralidad y la necesidad de aprender a comunicar con los que son distintos a nosotros. Porque como ya expuso Zygmunt Bauman, los extraños están ahora dentro de nuestras ciudades, a este lado de la valla. Este es el gran atractivo, a priori, de la última obra de Malcom Gladwell.
El núcleo fundamental de su ensayo lo resume el propio autor así: “Si puedo convencerte de una única cosa con este libro, que sea esta: los desconocidos no son simples”. Ahora bien, hay un desequilibro entre el fondo y la forma de su obra.
El escritor neoyorquino argumenta sobre nuestra tendencia para creer a la gente y, en consecuencia, respecto de nuestra incapacidad para detectar las men…
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