Salamandra. Barcelona (2006). 602 págs. 20 €. Traducción: Gemma Rovira Ortega.
El argumento de la nueva entrega de Harry Potter se despliega con claridad, por lo que los lectores de la saga se verán arrastrados por el deseo de saber cómo se resolverá todo. El nuevo curso académico comienza con sensación de gran amenaza sobre Hogwarts. Llega un profesor de Pociones que había tenido a Voldemort como alumno en el pasado, y cuyo favorito ahora es Harry. Entre otras cosas, esto se debe a que, casualmente, Harry usa en su asignatura un libro de texto que perteneció a un antiguo alumno que firmaba como «El príncipe mestizo», en el cual hay al margen anotaciones muy útiles. Dumbledore tiene muchas conversaciones con Harry y en ellas le va dando a conocer el pasado de Voldemort. Se producen vaivenes en la relación entre Ron y Hermione, mientras que Harry es muy torpe para iniciar su noviazgo con Ginny. Al fin, Dumbledore pide a Harry que le acompañe fuera de Hogwarts en una peligrosa misión.
Rowling comienza su libro con un capítulo en el que se apunta que habrá una relación más estrecha entre los mundos de los muggles y los magos…, pero tal cosa no se vuelve a mencionar. Hay personajes como Neville o como Luna, que parecían destinados a ganar terreno…, pero que tienen unos papeles realmente mínimos. Algunas escenas de clase y las visitas de Harry a Dumbledore son repetitivas y muchas descripciones son un tanto planas.
Resulta así un libro absorbente como los anteriores, pero claramente inferior a ellos. Esta vez no hay un personaje nuevo realmente dominante, la novela se pasa en un ir y venir por los pasillos de Hogwarts, abundan en exceso las conversaciones explicativas, se repiten recursos de relatos anteriores.
En definitiva, aunque Rowling demuestra talento a la hora de manejar los muchos hilos de su relato con destreza narrativa, y por tanto es capaz de comunicar tensión a su historia, todo parece indicar que no ha trabajado tanto este libro como los anteriores. Podemos suponer que quizá lo haya hecho por su inevitable carácter de libro de transición y seguramente porque prefiere guardarse lo mejor para el último…
Luis Daniel González