Mercedes Vázquez de Prada, profesora de Historia Contemporánea en la Universidad de Navarra, ofrece una síntesis detallada sobre la evolución de la familia en Occidente durante los siglos XIX y XX. Con estructura de manual, el libro narra los cambios demográficos, jurídicos, socioeconómicos y culturales que más han influido en la vida y la estructura de la familia.
La primera parte analiza el proceso de formación de la llamada “familia tradicional”, en que solo el marido tiene trabajo profesional y la mujer se ocupa de las tareas domésticas. Los efectos de la industrialización, el progresivo descenso de la mortalidad, los cambios en la nupcialidad, la consolidación de una sociedad de clases y la aparición del feminismo son algunos de los temas tratados.
En la segunda parte muestra cómo junto a la familia tradicional van surgiendo nuevas formas de convivencia. Dos hechos sobresalen en este período histórico. Por un lado, el avance de la emancipación de la mujer que afectó profundamente a las costumbres sociales. Por otro, el impacto de la revolución cultural de los años sesenta.
El matrimonio y la familia comienzan a verse como cauce de satisfacción de intereses individuales. A ese nuevo planteamiento se unió, además, una visión instrumental del cuerpo. La sexualidad acabó siendo considerada como un valor en sí mismo sin relación necesaria con la reproducción.
Los cambios culturales e ideológicos de los años sesenta se reflejaron pronto en el campo del derecho. Una vez liberalizado el divorcio, se produce un proceso de “desjuridificación” del matrimonio. Con ello aumenta la creencia de que el matrimonio y la familia son asuntos privados, ante los cuales el Estado debe permanecer neutral.
Más que interpretaciones novedosas, este libro se propone hacer visible de manera objetiva las causas y las consecuencias del proceso de transformación de la familia en la edad contemporánea. Son especialmente interesantes los dos capítulos dedicados al marco ideológico.