Destino. Barcelona (2001). 263 págs. 15,03 €. Traducción: Belén Santana.
Sebastian Haffner (1907-1999) nació en Berlín, estudió Derecho y en 1938 emigró a Inglaterra, donde ejerció el periodismo. En 1954 regresó a Alemania y siguió con sus tareas de escritor. Aunque Historia de un alemán no se publicó hasta después de su muerte, Haffner había terminado el libro en 1939. Conviene tener muy en cuenta el dato, porque añade valor a estas memorias. A toro pasado, resulta bastante fácil un análisis objetivo y sereno de los acontecimientos, pero si algo sorprende en este interesantísimo libro es la clarividencia de Haffner -un joven que iniciaba su carrera profesional y que vivía aún con sus padres- para darse cuenta de lo que supondría la llegada del nazismo para Alemania y para el resto de Europa. Mucho más si se tienen en cuenta la humillación sufrida por Alemania en la Gran Guerra y las dificultades de los años posteriores, buen caldo de cultivo para que la demagogia, los trucos, la censura y las refinadas brutalidades nacionalsocialistas arrastraran a muchos de sus compatriotas.
Haffner presenta sus memorias en tres fases. En el Prólogo habla de su infancia en plena guerra, del efecto de la derrota, sobre todo en la juventud, y del ambiente de los años posteriores, hasta el verano de 1932. En La Revolución se detiene en el ascenso de Hitler al poder y en los cambios que van produciéndose, en las leyes, en las costumbres y en la sociedad, con especial hincapié en los inicios del antisemitismo. Haffner trata de explicar las causas de las reacciones de sus paisanos, especialmente de aquellos que se oponían al nazismo, pero cuya respuesta fue la pasividad, la ceguera o el miedo. En la tercera y última parte -La Despedida-, el autor narra la desaparición, la caída en desgracia o el exilio de colegas y amigos, hasta que se da cuenta de que no le queda más remedio que abandonar Alemania. Historia de un alemán, es un libro que merece la pena leer sobre todo por su lucidez.
Luis Ramoneda