Un libro agraciado de un hombre agradecido. Es lo que pensé al terminarlo. Cuando el poeta de El Puerto de Santa María coloca como cierre de su sexto poemario unas palabras de Cervantes, remacha la impronta que deja la lectura: “Pero yo, inclinado de mi estrella, voy por la angosta senda de la caballería andante”.
Hay gracia con G grande en toda la obra de García-Máiquez. No es ninguna sorpresa para los que lo conocemos en carne y verso que el volumen con su poesía completa que pronto publicará La Veleta lleve por título Verbigracia, como él mismo adelantó en la entrevista que le hizo Álvaro Sánchez León en Aceprensa.
Para mi gusto, algunos de los poemas de este libro editado con esmero por el también poeta Abel Feu, tienen el peso del poso…
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