Ariel. Barcelona (2001). 325 págs. 33 €.
Gabriel Galdón, profesor de Teoría de la Comunicación y de la Información en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, coordina una obra movida por la pasión y la confianza en el buen hacer periodístico. Sus autores son profesores en Facultades de Comunicación de distintas universidades. La obra en su conjunto muestra las principales inquietudes y muchos de los planteamientos del coordinador del trabajo, que firma más de un tercio del libro.
El texto es constructivamente crítico con las prácticas profesionales de buena parte de los periodistas y con los fundamentos teóricos que las sustentan. Aporta ejemplos de trabajos periodísticos deficientes y de alternativas posibles. Pero el lector no encontrará un manual para la confección de noticias y, menos aún, una crítica desmedida a este o aquel grupo mediático. No es un libro «objetivista» (usando los términos del propio Galdón), es decir, no se limita a la sucesiva enumeración de teorías, sino que toma partido, opina, critica, desmiente, justifica y propone respuestas. El coordinador ha logrado una notable coherencia interna, aun a pesar de alguna redundancia inevitable en obras colectivas extensas.
El libro tiene varios niveles de lectura. Resulta, casi siempre, asequible para lectores no especializados y puede ser un buen manual para últimos cursos de bachillerato o primeros cursos de universidad. Al mismo tiempo, no deja de ser atractivo para los especialistas, ya que los capítulos de esta obra son, en general, resultado de años de investigación de sus correspondientes autores, que en muchos casos han hecho un esfuerzo de síntesis y divulgación de lo que han dado ya a conocer por extenso en trabajos anteriores. Además, no se han obviado puntos de vista arriesgados que debieran suscitar un lógico debate entre lectores interesados.
El lector podrá encontrar una particular «visión» del quehacer periodístico y de la docencia de la Comunicación ciertamente crítica con el statu quo de la profesión y un feroz ataque a los planteamientos del «objetivismo» o la neutralidad del periodista.
El realismo epistemológico que impregna todo el texto del libro queda resumido en la transparente afirmación de González Gaitano de que «la categoría central de carácter ético en la información, periodística o no, es la verdad. Sin verdad no hay información». A partir de este modo de entender la información, los autores dialogan con cuestiones éticas no sencillas y con ejemplos políticamente «poco correctos». Unas y otros pueden llegar a ser útiles argumentos en la docencia y en la investigación.
José Antonio Ruiz San Román