Alga Editores. Murcia (1994). 593 págs. 2.500 ptas.
No resulta fácil encasillar este libro dentro de un género. No es propiamente un tratado de exégesis, ni de cristología, ni una «vida de Cristo», aunque reúne elementos de los tres tipos. Es un acercamiento a Jesús de Nazaret hecho por un hombre de fe y especialista en Sagrada Escritura.
La exégesis racionalista -señala el autor-, al concentrarse de modo prácticamente exclusivo en los aspectos histórico-críticos de los Evangelios, deja en la oscuridad la figura de Jesús. Ese enfoque, que prescinde deliberadamente de la fe con la pretensión de limitarse a los «hechos desnudos», se condena a un callejón sin salida: «Si Jesucristo, por principio, no fue más que un puro hombre del pasado, por excelente que se quiera, poco puede interesarnos en nuestro presente».
En cambio, si la ciencia escriturística se libera de ese prejuicio, el resultado es mucho más interesante. Así, José María Casciaro ha querido conmemorar el segundo milenio del nacimiento de Cristo-que la moderna investigación histórica sitúa, como fecha más probable, en 1994- vertiendo en este libro su dilatada carrera de escriturista, al frente del Departamento de Teología Bíblica de la Universidad de Navarra. Y lo ha hecho teniendo en cuenta que «historia, fe y teología, actualidad o exigencias, no pueden ser entendidas como objetos de estudio tomados independientemente». Por eso, no se trata de un libro dirigido a especialistas. Está escrito para un público general con cultura, tanto profana como religiosa, que quiera una guía para «desentrañar» el contenido de los cuatro Evangelios. La obra permite acercarse a la figura del Maestro que vivió y predicó en Palestina hace dos mil años con unos precedentes, una cultura, un lenguaje y unas circunstancias que ayudan a comprender con más relieve sus palabras, su doctrina y su vida terrena.
Este es un librode fácil lectura porque atrae. Pues el profesor José María Casciaro sabe escribir con la soltura y la profunda sencillez con que divulgan los que verdaderamente saben. Pero atrae también porque si a uno le introducen en el Evangelio, le metenjuntoa los discípulos viendo y oyendo al Maestro, sientecomo aquellos la atracción de Jesús de Nazaret, y quiere seguir, quiere saber más.
Julio de la Vega-Hazas