“Me gustaban los toros y me molestaban los toreros”, dice Juan Belmonte en un momento dado de esta biografía novelada, o “novela de la realidad”, escrita en 1935 por el periodista y escritor Manuel Chaves Nogales (1897-1944). Este es autor también de El maestro Juan Martínez que estaba allí, un insólito testimonio sobre cómo vivió un bailarín español los primeros pasos de la Revolución rusa, y de uno de los mejores libros sobre la guerra civil española, los relatos que forman parte de A sangre y fuego, publicados en 1937, poco tiempo después de que Chaves Nogales se exiliase en París.
Juan Belmonte, matador de toros no es una biografía al uso. Chaves Nogales eligió la forma de la autobiografía, cediendo la narración al propio torero, que cuenta su vida hasta 1935, un año antes de retirarse definitivamente de los ruedos tras una carrera que lo convirtió en uno de los matadores de toros más populares de la historia, un mito, una leyenda del toreo, a la que contribuyó también su trágico final: Belmonte se suicidó en 1962.
Como escribe Felipe Benítez en el prólogo, se trata de un “retrato de cuerpo entero” y “una lección de literatura y de periodismo”. La materia prima -la vida de Belmonte- es rica en anécdotas y apasionante, pero todo eso hay que saber convertirlo en un libro que construya el carácter y el mundo interior de un torero muy especial, que vivió la pasión por los toros hasta la exageración, pero que huyó siempre de alimentar los tópicos que suelen rodear la fiesta nacional.
El retrato de su infancia y adolescencia es, entre otras muchas cosas, un ejemplo vivo y real de la España de su tiempo. Belmonte había nacido en Sevilla en 1892, y vivió en el popular barrio de Triana. En sus años adolescentes, “no vivía más que para el toreo”. Su primera faena tuvo lugar en Elvas (Portugal), a los 17 años, un episodio muy divertido. En 1912, triunfó como novillero en la Real Maestranza de Sevilla. Luego vino el éxito en Madrid y en toda España, el salto a México y Perú, su rivalidad con Joselito, su espectacular fama, su inconfundible manera de entender el toreo, etc.
Las anécdotas que cuenta son muy amenas y reflejan muy bien, por un lado, la fauna picaresca que rodea el mundo taurino y, por otro, su teoría del toreo, al que consideraba un verdadero arte. El libro tiene también un impagable valor sociológico.
Pero lo mejor, con mucho, es la capacidad literaria de Chaves Nogales de dar vida a un personaje tan absorbente como Belmonte; por eso, poco importa que a uno le gusten o no los toros para leer este libro, pues lo que destaca es el excelente arte literario del autor.