Reúne este volumen diferentes relatos de no ficción del escritor Maxim Ósipov (Moscú, 1963), que ejercía la medicina desde 2005 en una pequeña localidad, Tarusa, a poco más de cien kilómetros de Moscú. Por su postura crítica con el régimen de Putin, Ósipov reside, desde que comenzó la guerra con Ucrania, en Alemania. En España se han publicado varias de sus colecciones de cuentos, entre las que destaca Piedra, papel, tijera, bastante emparentada con los relatos de no ficción que forman parte de Kilómetro 101, pues ambas obras se nutren de las vicisitudes de sus vecinos y del ejercicio de su actividad como médico.
Estas narraciones abarcan desde 2006 hasta 2022. La última de ellas cuenta su salida del país nada más estallar la guerra con Ucrania. Fue una decisión complicada, pues asume que tanto él como otros muchos de sus compatriotas que abandonaron Rusia “somos los perdedores, tanto en lo histórico como en lo espiritual”. Los primeros capítulos contienen observaciones muy interesantes sobre la vida en una pequeña localidad, que pueden servir de termómetro de cómo se vive hoy en Rusia fuera de los centros de poder.
Al intentar atrapar esta filosofía de la vida provinciana, Ósipov destaca que está muy marcada por el poder del dinero y la atracción al alcohol, “es decir, entre las dos encarnaciones de la nada, del vacío, de la muerte”. A la hora de resaltar algunos intereses o comportamientos, le sorprende la escasa ayuda que se prestan los vecinos, con vidas muy autosuficientes y endogámicas, a pesar de las carencias.
Le sigue asombrando la nostalgia que existe hacia la Unión Soviética, una de las claves de la singular idiosincrasia de la Rusia de Putin. Y al definir los sentimientos de la gente, destaca que “maldad activa, premeditada, no la veo en absoluto, solo siento el vacío”.
A pesar de todo, Ósipov subraya que trabajar como médico en una ciudad de provincias le coloca en una posición de privilegio porque tiene “la libertad de ayudar a muchas personas”. Y, en comparación con la vida en una ciudad como Moscú, hay mucha más humanidad. Junto con estas narraciones que describen su vida y vicisitudes como médico, el libro contiene también el relato de la asistencia a algunos congresos y un viaje a Estados Unidos.
Resulta agradable la mirada de Ósipov sobre sus compatriotas, a pesar de destacar algunos comportamientos negativos. Al igual que sucede con sus relatos literarios, esa mirada, chejoviana, incorpora la necesaria piedad para compartir un mismo destino.