Alfaguara. Madrid (2000). 222 págs. 2.400 ptas. Traducción: Pilar Vázquez.
King, un perro callejero, narra en primera persona un episodio de su vida, cuando acompañó a una pareja de adultos que, por complejas razones, se han convertido en marginales sin techo. Junto con otros vagabundos, habitan en un descampado al borde de la ciudad, hasta que las autoridades municipales deciden realojarlos.
La acción, ambientada en un lugar de Europa deliberadamente impreciso -abstracción representativa de cualquier país del continente-, tiene una clara intención testimonial y crítica. King, con su visión «perruna» de la vida, acepta como naturales los sufrimientos, la lucha por la subsistencia, las carencias cotidianas. No denuncia injusticias, pero tampoco tiene esperanzas ni busca consuelos.
El autor, al elegir este protagonista, que no es un ser humano aunque sepa hablar y discurrir, parece añorar un retorno a esquemas más primitivos de civilización, menos analíticos y reflexivos, pero donde sea más fácil sentirse integrado. Su prosa seca, fragmentaria, con pocas preocupaciones estilísticas, es de lectura fácil, pero carente de relieve estético. En su desnuda desolación, la obra refleja el vacío en que viven los seres residuales de la sociedad actual. Pese a su imagen crítica, Berger evidencia una actitud pesimista ante el futuro y materialista en cuanto al sentido global de la vida.
Pilar de Cecilia