Lágrimas negras es una novela fuera de modas, con una estructura dispersa, una irrealidad anecdótica, unos nombres extravagantes y un estilo que ridiculiza sin acritud las señas de identidad de una España tópica y negra. José Julio Perlado ha escrito una novela paródica, a ratos desternillante, en la que reivindica el humor por el humor, algo bastante insólito en la narrativa española contemporánea. Con ironía y comicidad, Perlado convierte los años de la agonía del anterior régimen político en un territorio absurdamente mágico, dibujado con humor y clemencia. Sin descuartizar cadáveres políticos, sin saña, el autor da vida a un país tierno y absurdo, lírico y cómico, capaz de engendrar delirantes historias protagonizadas por estrafalarios personajes.
Enlazando una anécdota con otra, sin un hilo argumental concreto, Lágrimas negras muestra el sobrevivir de un conjunto de personajes que funcionan como el coro de un sainete sarcástico, al estilo de las historias de Miguel Mihura y de Tono, por ejemplo.