El innominado protagonista de dos novelas anteriores del autor, El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas, abandona definitivamente el manicomio en el que llevaba años ingresado y comienza a trabajar en una peluquería barcelonesa. Allí, una cliente le pide que sustraiga unos documentos del despacho de su padre para eludir una investigación judicial, lo que le involucrará en una serie de descabellados acontecimientos.
Una trama cuidadosamente elaborada, una acción coherente, unos episodios bien trabados y unos personajes definidos con trazos certeros son los elementos distintivos de este relato humorístico. Se trata de una sátira social ingeniosa y divertida, explícita pero desprovista de aristas hirientes. En consonancia con su contradictoria personalidad de loco-lúcido, el protagonista narra los sucesos con un lenguaje culto, incluso con un punto de engolamiento, que de pronto se torna en desgarro popular, produciendo un efecto hilarante. Más ambiciosa, aunque quizá menos chispeante que las dos anteriores, la obra constituye un divertimento que entretendrá al lector si éste sabe entrar en el juego de humor que el autor le propone.