Molly Gray tiene veinticinco años y trabaja limpiando en el selecto Regency Grand Hotel. Es una chica tímida y con escasas habilidades sociales, a la que su abuela dio sabios consejos que le sirvieron para manejarse en la vida. Sin embargo, en lo profesional es excelente, observadora y metódica; no se le escapa ningún detalle, y se siente orgullosa de lucir su uniforme y de pasear su carrito de la limpieza por los pasillos del hotel. Molly trabaja muchas horas, aunque en su vida también hay hueco para algún escarceo amoroso.
Todo cambia cuando un día entra a limpiar la suite de un millonario, Charles Black, y encuentra la habitación en completo desorden y al señor muerto en su cama. Molly descubre algunas pistas que podrían ser sospechosas, pero no elabora ninguna teoría sobre lo sucedido. Es previsora y se protege, pero la policía ve en ella la primera sospechosa; es llamada a declarar y detenida, y se ve atrapada en un enredo cuajado de mentiras y verdades del que no sabe cómo saldrá.
Molly reflexiona. Ha visto cosas extrañas y, con su especial intuición, construye su teoría sobre el asesinato de Black, un crimen que puede estar relacionado con una serie de turbias actividades delictivas que se esconden en el hotel. A partir de ese momento, la joven se convierte de alguna forma en detective.
La autora teje una ingeniosa e intrigante trama a partir de elementos del más puro estilo de la novela clásica policíaca, narrada en primera persona a través de la voz de una joven que logra empatizar con el lector, aunque su conducta queda ensombrecida de alguna forma cuando colabora en poner fin a la vida de una enferma.
Buen debut literario de Nita Prose, editora canadiense, con esta su primera novela que resuelve desde un punto de vista poco habitual en el género. La camarera ha ocupado los primeros puestos en las listas de libros más vendidos de The New York Times; ha ganado el premio Nes Kelly y la designación como mejor libro de Misterio y Thriller de Goodreads, junto con el reconocimiento de crítica y lectores.