¿Quién no ha oído hablar de Leopoldo Abadía? ¿Quién no ha tenido la ocasión de ver alguna de sus curiosas y famosas apariciones televisivas? ¿Hay alguien, relacionado con el mundo de la economía o de la empresa, al que no le haya llegado un e-mail con su ya famoso informe “La Crisis Ninja”? A esto se le añade el éxito de ventas de su reciente libro La Crisis Ninja y otros misterios de la economía actual.
Si el éxito del libro es incuestionable, catalogarlo en cambio no es sencillo. Aparentemente parece que, más o menos, uno sabe lo que va a encontrarse en él: una explicación sencilla y llena de sentido del humor sobre las causas que han provocado la actual crisis financiera. Si es esto lo que se busca, el libro responde, ya que contiene su archiconocido documento “Crisis 2007-2008” (difundido a través de Internet) que, en este caso y con reflexiones adicionales, ha sido “retitulado” por el propio autor como La Crisis Ninja.
Pero si este fuese todo el contenido del libro podríamos tacharlo de oportunista y superficial. Oportunista por razones obvias, y superficial porque si bien la explicación que hace Abadía sobre la crisis actual, partiendo de sus desencadenantes, es comprensible, no parece del todo suficiente para entenderla y abordarla en toda su amplitud y complejidad. En este sentido, el lector interesado, podría consultar el libro de Paul Krugman, El retorno de la economía de la depresión y la crisis actual, publicado recientemente por la editorial Crítica.
Pero el autor, a pesar de que dice que no entiende nada de economía, es de “los que saben de estas cosas” y de otras muchas. Su formación, su carrera profesional y su experiencia lo avalan y un repaso a las siguientes y originales partes del libro no dejan la menor duda.
En este sentido, y al hilo de su explicación sobre la actual crisis, el autor introduce los fundamentos de la cuenta de resultados y el balance de una empresa, así como la elaboración y las partidas fundamentales de los Presupuestos Generales del Estado
Pero la parte más sorprendente, valiosa y oportuna del libro, se encuentra en los últimos capítulos. Reflexionando con la ayuda de las visitas de un petirrojo, el autor invita a concentrarse en lo verdaderamente importante, recuperando y fortaleciendo el sentido común, el optimismo, el esfuerzo, la iniciativa, la prudencia, la ética y la coherencia de vida.
¿Y esto qué tiene que ver con la crisis? Pues, según el autor, todo. El origen de esta crisis global no está en el modelo económico, que se ha mostrado superior a otras alternativas, sino en la falta de responsabilidad individual. Solamente con una profunda reflexión (especialmente recomendable para políticos, empresarios y directivos) sobre los principios que debemos recuperar y nos han de guiar en el ejercicio de nuestras responsabilidades podremos salir de esta crisis y evitar otras.