Se cumplen cinco años del atentado terrorista del 11-M, el atentado con mayor número de víctimas de la historia de España. Las circunstancias en las que se produjo el atentado -y su influencia en el resultado final de las elecciones generales celebradas tres días después- han provocado que la información relativa al atentado, así como a los procedimientos para exigir responsabilidades políticas -en la Comisión de investigación- y penales -en la Audiencia Nacional-, se haya politizado excesivamente.
Sin embargo, con el avance de las investigaciones, el 11-M se ha ido tornando, a ojos de la opinión pública española, en algo tremendamente confuso. Con el intercambio de revelaciones que cuestionaban una u otra diferentes versiones, el asunto se convirtió en algo cada vez más propio de expertos, provocando el hartazgo de una gran parte de la población, entre la que me incluyo, que se terminó contentando con recordar con horror uno de los capítulos más negros de la historia de España.
Para todos estos que renunciamos a saber lo que había pasado, aburridos, confusos y atrapados en la maraña de información y desinformación, están escritas las páginas de La Cuarta Trama. No se trata de una nueva versión de las que se han venido a llamar “Teorías de la Conspiración”, sino de un trabajo muy serio. Con base exclusivamente en el sumario del juicio y en las actas de sesiones de la Comisión de investigación, el libro expone de manera lineal los acontecimientos que rodearon la preparación, la comisión y la persecución de los atentados, sin renunciar a poner de manifiesto una serie de preguntas que todavía están pendientes de respuesta.
Es, pues, una presentación clarificadora de todo lo ocurrido en torno al atentado del 11-M, que convierte el tedioso sumario en una narración vibrante, pero con absoluto rigor histórico, a la que acompaña un cuerpo de notas de alto valor. No hay lugar para la especulación; el autor, abogado de la Asociación de víctimas del terrorismo en el juicio, manifiesta lo probado como probado, lo cierto como cierto, lo dudoso como dudoso y deja abiertas las cuestiones para las que los magistrados no encontraron respuesta. Información sin opinión, pero información contundente que pone de manifiesto que quedan muchos cabos sin atar en el mayor atentado de la historia de España.
En un asunto que unos y otros han ido complicando hasta generar desinterés todo adquiere un sentido: la furgoneta Kangoo, la mochila de Vallecas, el ácido bórico… La historia, de no ser tan dramáticamente real, parecería una novela: tensión, personajes, incógnitas sin resolver, entre otras, la autoría intelectual, la presencia de españoles en algunos momentos importantes de la preparación, la realización y la reivindicación de los atentados, el trabajo de preparación de las bombas, calificado por los expertos como algo muy profesional, las relaciones con ETA de algunos de los implicados o el papel sorprendente de personajes invitados como el juez Garzón, que intentó protagonizar, pese a no ser competente, un sumario que no le correspondía.
Sea cual sea la opinión del lector, este libro se convertirá en la obra de referencia sobre los atentados y, sin duda, permitirá incorporar a la historia de España con claridad uno de sus momentos más trágicos.