Siruela. Madrid (2000). 96 págs. 1.250 ptas.Traducción: María Luisa Balseiro.
Los biógrafos de Wilde (1854-1900) suelen destacar, entre otros rasgos de su personalidad, su desbordante habilidad como conversador. Como también ha quedado demostrado en sus escritos, Wilde se pasó casi toda su vida desmontando tópicos y provocando, con sarcasmo, ciertos escándalos, siempre desde un punto de vista exquisitamente estético y dandy. La decadencia de la mentira (1889) es un breve ensayo donde queda patente esta característica. En pleno auge de las corrientes realistas y naturalistas, rechaza de manera tajante la preponderancia de lo real en el proceso de creación artística. Para Wilde, «como método, el realismo es un completo fracaso», y el arte que abandona su medio imaginativo «abdica de todo»; es decir, que el objeto propio del arte no es contar la realidad sino las «cosas bellas y falsas».
Como es habitual en Wilde, las expresiones ingeniosas saltan en el texto como luminosos chispazos. Escrito con la estructura de un diálogo, este ensayo, uno de sus favoritos, contiene su pensamiento sobre la función del arte y la estética en la sociedad. Aquí están, por ejemplo, algunas de sus frases más citadas: «La Vida imita al Arte mucho más de lo que el Arte imita a la Vida»; «La mentira es un arte, es ciencia y placer».
El empeño por deslumbrar al lector es demasiado evidente, pero este rasgo hace del ensayo una joya de la literatura y de la crítica literaria. Además, junto con los sorprendentes juegos verbales, aparece una propuesta estética siempre actual: «El Arte no expresa nunca otra cosa que a sí mismo», dejando en un plano muy secundario «el culto monstruoso de los hechos».
Adolfo Torrecilla