Andrea Camilleri (Sicilia, 1925) escribe con notable éxito dos tipos de narraciones: las de tipo policiaco, protagonizadas por el comisario Montalbano; y las que se desarrollan en la Sicilia de finales del siglo XIX. Sus libros presentan la historia de una manera simpática, con una ironía amablemente crítica, y a veces algo iconoclasta.
La desaparición de Patò pertenece a este segundo género. Narra la desaparición de Antonio Patò, director de una sucursal bancaria, durante la representación de la Pasión en la Semana Santa de 1890. Patò interpretaba el papel de Judas, y tras hacer mutis del escenario, por un escotillón preparado para la ocasión como golpe de efecto, se esfuma sin dejar rastro. La novela está redactada de manera exclusiva con cartas, partes policiales, gacetas de la prensa y toda suerte de comunicaciones escritas -incluidas pintadas callejeras- entre los personajes que pueblan esta entretenida y misteriosa historia. A través de estas misivas, se sigue todo un desarrollo de acontecimientos llenos de riqueza humana, en el que laten las dificultades y tensiones de una sociedad muy cerrada. En ella, los poderes políticos y fácticos, las pugnas y envidias profesionales entre los carabineros y la policía, los amores escondidos y otros argumentos, sirven para poner de manifiesto la peor cara de aquella sociedad, con ironías y sutilezas en las que caben el humor y la distensión amable.