Nueva edición en otra editorial y con un prólogo escrito para la ocasión de un libro que inauguró un prolongado debate en torno a la situación de la España rural. El escritor y periodista Sergio del Molino (Madrid, 1979) mezcla diferentes géneros literarios (libro de viajes, de recuerdos, investigación periodística, ensayo histórico…) con el objetivo de analizar algunos aspectos de la actual demografía y geografía españolas y su incidencia en el imaginario colectivo.
Del Molino reflexiona sobre el peso de lo rural en la historia de España y sobre el abandono del campo y de tantos pueblos dispersos por la geografía española. No ha escrito un ensayo ortodoxo, sino que, como él mismo explica, se deja llevar por “hipótesis fantasiosas y heterodoxias muy variadas”.
No aborda de manera directa el tema, sino que al hilo de películas y novelas –la película española Surcos (1951); la novela El disputado voto del señor Cayo (1978), de Miguel Delibes; la novela La lluvia amarilla (1988), de Julio Llamazares; o el documental de Luis Buñuel dedicado a Las Hurdes (1932)– va mostrando desde diferentes perspectivas, manifestaciones y épocas cómo se ha reflexionado sobre “el menosprecio de corte y alabanza de aldea” y al revés.
El libro tiene partes de memorialismo, como cuando el autor rememora anécdotas de su trabajo como periodista en Zaragoza y sus frecuentes incursiones a los pueblos de la provincia para cubrir alguna información; entre otras, el asesinato del alcalde del pueblo de Fago, muy comentado en los medios de comunicación, suceso que le da pie para hablar del neorruralismo. Y hay también referencias a la literatura de escritores jóvenes que se han ocupado del mundo rural en sus libros y que, de manera original, están recuperando una mirada del mundo rural mucho más natural, sin impostar.
El autor recuerda los famosos asesinatos del pueblo de Puerto Hurraco, que remiten a una España negra y profunda que se sigue explotando a veces en los medios de comunicación. Y recoge también anécdotas de personajes famosos que se han servido de sus “fantasiosos” orígenes rurales para así mostrarse más cercanos a la gente (como fue el caso del que fuera alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván). Y no podían faltar en este ensayo tampoco las visiones rurales de la España del 98, alimentadas especialmente por Unamuno, un consumado viajero.
Para Sergio del Molino, hay dos Españas: la urbana y la europea, la que vive en las grandes ciudades, y la España interior, rural y despoblada, que lo es más sobre todo a partir de lo que él llama el “Gran Trauma”, que fue el masivo éxodo rural que se dio en España de 1950 a 1970 y que dejó todavía más desamparado el mundo rural. Este proceso de abandono de lo rural no es instantáneo, sino que se fue dando poco a poco a lo largo de los siglos hasta que, a mediados del siglo XX, “miles de aldeas desaparecieron y otras quedaron como residencias de ancianos”.
Hay, pues, de todo un poco en este ameno ensayo que, además, funciona muy bien como libro de denuncia de la brecha entre lo rural y lo urbano.
(Un comentario de este libro apareció publicado en el artículo El abandono de la España rural, de 29-04-2017, sobre la edición de Turner).