Encuentro. Madrid (2006). 183 págs. 18 €. Traducción: Aureli Boix.
Exponer la espiritualidad cristiana, y, especialmente, católica, de la mano de Newman es el objetivo de este libro. Su autor, sacerdote, profesor de Teología en Oxford, donde desarrolla también su labor pastoral, es una de las mayores autoridades en los estudios newmanianos. Aparte de haber editado varias de sus obras -en particular, su epistolario-, es autor de una de las mejores biografías de este personaje. También ha publicado recientemente un libro sobre el resurgimiento católico en la literatura inglesa («The Catholic Revival in English Literature, 1845-1961: Newman, Hopkins, Belloc, Chesterton, Greene, Waugh»), donde muestra su formación en el ámbito de la literatura.
Esta obra es la reciente traducción de un libro publicado en 1993. Ker nos introduce en las enseñanzas de Newman más allá de las discusiones académicas, y lo presenta como un maestro de espiritualidad cristiana. Expone, con abundantes textos, la concepción de Newman de la fe y de los diversos aspectos de la vida cristiana; una concepción que gira en torno a algunas convicciones que fueron los resortes de su vida y de su itinerario intelectual y espiritual.
Entre ellas sobresalen la consideración del objeto de la religión cristiana como un hecho, frente a quienes lo veían como una propuesta doctrinal, y su clara percepción de que lo central en el cristianismo es la relación entre Dios y el hombre, que conforma lo que podríamos llamar el personalismo de su aproximación a la vida espiritual. A lo largo de los diversos capítulos, podemos ver cómo estas convicciones modulan las enseñanzas de Newman acerca de la naturaleza de la fe, la persona de Jesucristo, la Trinidad, los sacramentos y su visión de la Iglesia y de la vida eterna.
Ker expone el pensamiento del autor recurriendo a un variado repertorio de sus obras. Para el lector castellano, resultan especialmente interesantes las citas de sus sermones parroquiales, del periodo anglicano, que no han sido traducidos a nuestra lengua, pero que son muy valorados en la cultura inglesa.
La aproximación de Ker a la figura de Newman se caracteriza por subrayar la continuidad de su trayectoria espiritual, de modo que, al recurrir a estos y otros textos de la etapa anglicana de Newman, suele tomar de ellos lo que no contrasta con su ingreso en la Iglesia católica; pero esto no le lleva a ignorar los cambios de postura sobre temas importantes que siguieron a este momento decisivo de su vida.
En su conjunto, el libro puede leerse como una obra de espiritualidad de gran altura doctrinal, pero también como una soberbia introducción a la figura de John Henry Newman. En este sentido, es difícil conseguir tanto en una obra tan breve. Mientras que otros estudios se centran ante todo en su biografía o en las ideas que sostuvo, este nos presenta con gran viveza al personaje como lo que en esencia fue: un hombre de fe y un pastor de almas, a las que quería hacer partícipes de su pasión por Jesucristo.
José Ignacio Murillo