Jean-François Braunstein se ha propuesto en este ensayo hacer un recorrido por los temas clásicos de la reflexión moral a los que algunos pensadores de hoy (como Peter Singer, Donna Haraway, Judith Butler, entre otros) han intentado dar respuesta. Revisa así las contribuciones de un conjunto de autores de enorme prestigio que han renovado, y en algunos casos fundados, tres novedosas disciplinas: los estudios de género, la ética animal y la bioética. A contracorriente, Braunstein no duda en afirmar que muchas de las ideas que estos autores proponen sobre el género, los animales o la muerte rozan el absurdo, a pesar del éxito que tienen y de ser, como confiesa con sonrojo, los filósofos más leídos en la actualidad.
El autor evita criticar los presupuestos teóricos en los que se basan, pero explica los motivos que les llevan a suscribir determinados postulados y, sobre todo, pone la lupa sobre las diversas contradicciones en las que incurren. Siguiendo un orden temático, explica las tesis John Money, fundador de la ideología de género, que sostiene que este último es una construcción cultural. O ironiza sobre la tan renombrada Judith Butler, defensora de la postura queer, para la que no solo no existe el sexo, sino ni siquiera el cuerpo. Pero, como se muestra en estas páginas, desvincular sexualidad, corporalidad y género puede dar lugar a situaciones disparatadas. En efecto, si todo depende de la imagen personal que alcance a tener de mi cuerpo, ¿por qué estaría mal pedir que se nos amputaran miembros sanos a nuestro antojo?, pregunta el profesor francés.
En el campo de la ética animal, se refiere a Peter Singer, reprochándole su decidida defensa de los derechos a los animales en comparación con la poca estima que parece mostrar por los seres humanos más vulnerables. También analiza las contribuciones de Donna Haraway, quien pretende borrar las barreras entre especies y llegar a una clase híbrida. Lo que le asombra al autor es que muchos especialistas en bioética estén más preocupados por reflexionar sobre la muerte que por la vida buena o la justicia. En este sentido, señala que la eutanasia desacraliza la muerte, transformándola en un problema meramente técnico.
Si hay algo que se puede concluir de la lectura de esta obra, escrita con ironía y estilo cercano, es que muchas de las propuestas de la filosofía contemporánea constituyen una revolución antropológica y modifican sustancialmente la concepción de la persona. Eso ocurre, a fin de cuentas, cuando se oscurece la relación entre cuerpo y sexo, se borran las diferencias entre hombre y animal o se sostiene que no todas las vidas tienen el mismo valor. Puede que las intenciones de aquellos que han llevado a la filosofía al borde de la locura sean buenas y pretendan aliviar el sufrimiento, pero Braunstein muestra preocupación: al ser los autores más influyentes y citados del momento, sus ideas pueden socavar el sentido común y poner en riesgo el futuro del hombre.
Un comentario
Lo que no me explico es que Braunstein parezca mostrarse de acuerdo con la legalización del aborto. Sí, por más que al autor le parezca un desatino, Singer es coherente cuando concibe el infanticidio como un corolario lógico del aborto voluntario. ¿Qué nuevo estatus adquiere el ser humano tras el parto que no tuviera antes del parto? Si se es tan respetuoso con la vida humana y tan lúcido con respecto a la condición animal de los animales como lo es el profesor Braunstein, hay que estar por lógica en contra del aborto provocado.