La fortuna de Matilda Turpin

Álvaro Pombo

GÉNERO

Planeta. Barcelona (2006). 448 págs. 21,50 €.

Hace apenas un año, Álvaro Pombo publicaba su última novela, «Contra natura» (ver Aceprensa 14/06), donde abordaba de una manera descarnada la homosexualidad. Este tema siempre está presente, de diferentes maneras, en su ya larga trayectoria literaria. con obras de gran calidad como «El metro de platino iridiado», «Donde las mujeres» y esa novela tan entretenida que es «Aparición del eterno femenino…». Sobresalen en sus novelas las protagonistas femeninas, un psicologismo denso, un estilo que combina lo filosófico con lo poético y unos conflictos existenciales a veces un tanto exagerados. Especialmente en sus últimas novelas, hay también una crítica a la Iglesia católica.

En esta novela, premio Planeta 2006, Matilda Turpin es la mujer que da sentido y unidad a toda su familia. Casada con Juan Campos, profesor de filosofía, Matilda se ha dedicado a sus tres hijos y a su ensimismado marido. Cuando muere su adinerado padre y con los hijos ya mayores, decide dedicarse a su gran pasión: los negocios. Acompañada de Emilia, su secretaria y amiga, lleva una agitada vida de alta ejecutiva. Desbordados por la nueva situación, Juan y Matilda abandonan sus ocupaciones familiares, que ceden por comodidad a Emilia y Antonio, original pareja que hace las veces de empleados domésticos y que ocupan un lugar destacado en su vidas, en la educación de su hijos y en el desarrollo de esta novela. Pero Matilda ha muerto de un cáncer vertiginoso (así comienza la novela) y su marido decide trasladarse a vivir a la casona familiar del Asubio, en la costa de Santander.

Allí acudirán por unos días los tres hijos: los dos primeros casados, el más joven y problemático es homosexual. Y a raíz de esta estancia se desata la tormenta.

Lo que pretende captar Pombo es el movimiento de la psicología de estos personajes, analizados y descritos desde fuera y desde dentro. De manera morosa, técnica que alejará sin duda a aquellos lectores que busquen acción, Pombo indaga una y otra vez en el interior de estos personajes. Y todo en un escenario opresivo, la casa de Asubio. Los conflictos se desatan, pero nunca de manera espectacular. Todo en la novela son descripciones sutiles, a veces demasiado, de la interioridad de unos personajes que no son lo que durante tantos años han aparentado.

La novela es triste tanto por su resolución -un tanto peliculera en su parte final- como por su mensaje. El tema de fondo es la vida, la muerte y el amor, pero ninguno de los personajes es capaz de darse a los demás sin buscar nada a cambio y todos, sin excepción, defienden una visión agnóstica de la vida, que llega a ridiculizar en algunos pasajes la doctrina católica. Aunque Pombo consigue que esa ausencia total de esperanza en el más allá se vuelva precisamente en contra de unos personajes condenados al vacío, a un estéril psicologismo.

Adolfo Torrecilla

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