La aportación más significativa de Judith Butler al pensamiento contemporáneo es su teoría del género como una construcción social absoluta, sin vinculación con el sexo e impuesta desde el poder de forma violenta, de la que hace derivar la necesidad de su deconstrucción. Seguidora de Foucault, Freud y Lacan –autores que producen creyentes más que discípulos, y no siempre para mal–, ahondó en el concepto de biopolítica del primero para alumbrar, hace ya años, la llamada teoría queer, según la cual el género sería susceptible de autodeterminación. Sobre esta base, establecida en El género en disputa (1990), ha ido desarrollando su campo de reflexión, hasta centrarlo en la ética y la filosofía política.
Su última obra, La fuerza de la no viole…
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