Periodista y escritora, Karina Sainz Borgo nació en Venezuela en 1983 y vive en España desde 2008. Aunque ha escrito varias novelas, esta es la primera que publica y con ella ha creado una gran expectación. Describe la desesperada vida de una mujer, Adelaida, que trabaja como correctora y editora y que asiste al desmoronamiento de la vida familiar, social y política de su país, entregado a los Hijos de la Revolución, comandos que recurren al terror en Venezuela para imponer la ideología bolivariana.
La novela comienza con la muerte y el entierro de la madre de Adelaida, suceso que la deja completamente sola en la vida, pues no conoció a su padre, y también ha muerto su novio periodista, asesinado por revelar algunos asuntos turbios relacionados con los líderes de la Revolución. Tiene solamente dos tías que viven en una localidad lejana.
Adelaida asiste temerosa a la evolución de unos acontecimientos que están transformando de manera radical la vida cotidiana. Impera la ley que imponen por la fuerza los partidarios de la Revolución, que se han hecho con el control de la sociedad, especialmente de los alimentos. A su alrededor se desata la locura, con la intervención de patrullas armadas que, con la connivencia de la policía y el ejército, siembran el terror, ocupando casas y pegando palizas a los que consideran enemigos. Adelaida es una víctima más, a la que le quitan la casa. Pero tiene la suerte de poder entrar en la de una vecina, cuya dramática historia le dará la oportunidad de reconducir su desesperada situación.
Karina Sainz Borgo describe con mucho detalle el saqueo de las instituciones y la corrupción de los simpatizantes de la Revolución, que han convertido el país “en una fosa séptica” y en una arbitraria cárcel. Todo ello contado desde la perspectiva de una persona anónima y corriente, que se ve forzada a tomar decisiones radicales. A través de algunos flashbacks, la autora incluye recuerdos del pasado de Adelaida con su madre, a la que adora, y la relación con sus tías, en medio de un ambiente muy costumbrista. Aunque es también una novela de denuncia (la autora subraya que no es una obra autobiográfica), lo más interesante es ver cómo la protagonista se sobrepone a tanto dolor y afronta su futuro con una llamativa y nostálgica sangre fría.
