La teoría del big bang se ha convertido en un lugar común a la hora de hablar del universo en todos los niveles, desde el coloquial hasta la élite científica. Sin embargo, quién fue su autor principal y cuáles fueron las investigaciones previas que condujeron a su descubrimiento, solo es conocido de unos pocos. Y menos sabido aun es que su autor, el belga Georges Lemaître (1894-1966), además de físico, era sacerdote católico, apasionado tanto de la verdad divina como de la científica.
Ciertamente no es fácil escribir para un público general una obra sobre un personaje de tanto relieve científico. Por eso Eduardo Riaza ha elegido contar esta historia en primera persona, metiéndose en el papel de Lemaître a lo largo de su intensa vida: sus etapas de formación, la fe religiosa que le lleva a entrar en el seminario y ordenarse sacerdote, la familia que lo apoyó y que fue un entorno adecuado para desarrollos intelectuales y espirituales, la relación con los físicos de fama internacional, etc. El trasfondo de toda la biografía es la armoniosa relación entre la ciencia y la fe que encarna la propia vida de Lemaître.
La biografía ofrece una historia atractiva y muy enriquecedora, con la condición mínima de un poco de interés por la ciencia moderna. El libro demuestra, además, que la historia de la ciencia puede ser contada de forma amena y para un amplio campo de lectores. La historia de Lemaître es una aventura verdaderamente humana, en la que la riqueza de descubrimientos y aportaciones a la ciencia se integra en una vida al servicio de la verdad y del bien. En efecto, la ciencia está bien presente y sus logros son muy claramente explicados en la obra, pero con la vista puesta en algo más alto. Lemaître es un personaje lleno de carácter, de profundidad y de sentido cristiano, al que Dios concedió unos dones privilegiados: conjugar, a tan alto nivel, la ciencia y la fe.