Eunsa. Pampona (1993). 117 pags. 950 ptas.
Esta obra continúa la investigación sobre antropología que el autor viene realizando en diversos trabajos y en el libro La intimidad (1992), con el que tiene aspectos coincidentes. También aquí muestra el enriquecimiento que se puede encontrar en el paseo, la lectura, la casa, el silencio, la música, los otros, a la vez que insiste en la necesidad de evitar los «desencuentros» que las circunstancias pueden provocar: «Con ruidos, con prisas, con interferencias, nuestra vida se convierte en un desencuentro con nosotros mismos».
Martí parte de una definición de ilusión -«alegría anticipada por algo que no se tiene pero se espera poseer»-, distinguiéndola de realidades afines como el gozo, la esperanza o la euforia. Todo el libro es una orientación para alcanzar la vida serena. Nuestras ilusiones deben sujetarse a «la ilusión de ser uno mismo», cuyo secreto está en «ser capaces de admirar lo que ya nos es familiar».
El tono de fondo es de superación del desánimo ante la situación real, a base de un espíritu de conquista, ilusionado. O, dicho de otro modo, un discreto optimismo que queda patente al afirmar que «vivir ilusionadamente consiste, entre otras muchas cosas, en poner nuestras ilusiones al alcance de nuestras posibilidades».
Leerán con gusto el libro los espíritus delicados, pero seguramente el autor prefiere -le hace ilusión- que su lectura haga más sensibles a algunos espíritus.
Francisco J. Armenteros