La robotización del empleo, del ocio, de las finanzas o de la educación es una tendencia imparable. Y no solo está modificando nuestros lugares de trabajo y hábitos de consumo; cada vez más las máquinas influyen, además de en lo que hacemos, en lo que pensamos, en lo que somos. La robolución, a juicio de Andrés Ortega, exige una reflexión antropológica, y no simplemente técnica, sobre nuestra relación con las máquinas.
Los robots están cada vez más cerca del ideal de inteligencia artificial. El perfeccionamiento de los algoritmos unido al aumento del volumen de datos disponibles –big data– ya ha producido algunos resultados espectaculares, y a veces ciertamente inquietantes. Por ejemplo, los brókers robotizados, que en décimas de segundo an…
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