Anagrama. Barcelona (1996). 495 págs. 3.450 ptas.
Amediados de siglo, Kinglsley Amis, nacido en 1922, era uno de los líderes del nuevo movimiento surgido en la literatura inglesa, el de los «jóvenes airados» (angry young men), denominados así por la famosa novela que uno de ellos, John Osborne, tituló Mirando hacia atrás con ira (Look Back in Anger).
A finales de este mismo siglo, su hijo Martin Amis, nacido en 1949, manifiesta en su forma de escribir que, lejos de rebelarse contra el pasado, se limita a mirar alrededor con una triste mezcla de sarcasmo, escepticismo y pasividad. A la moderna generación de la protesta ha sucedido así la de la desilusión y el hastío posmodernos, de la que La información sirve de ejemplo preclaro. En ella se narra la evolución paralela pero inversa que siguen las respectivas carreras de dos escritores británicos, antiguos compañeros de clase, amigos, de cuarenta años. Mientras uno es cada vez más famoso y rico, el otro va perdiendo la fama que alcanzó con su primer libro y se hunde en un amargo fracaso personal y profesional. La acción se centra en los esfuerzos de este último por desprestigiar a su rival, que, al resultar siempre fallidos, hacen aún más deprimente su situación.
Amis, con implacable minuciosidad, describe la progresiva decadencia económica, artística y moral de su protagonista, al que sitúa en un ambiente de escritores, críticos, editores y periodistas reflejado con mordaz ironía. Las dosis de imaginación y sátira que despliega para pormenorizar este proceso, que se refiere tanto al ámbito profesional como al familiar, hallan el adecuado complemento en la fría intensidad del estilo, cuyo lenguaje, unas veces muy intelectual, otras vulgar en extremo, está siempre calculado para transmitir múltiples matices de ansiedad, vacío, desolación y desamor. Tampoco la figura del autor premiado, elogiado y bien pagado se libra de la feroz vena caricaturesca de Amis, demostrando que a menudo la gloria no se inclina hacia el mejor, sino hacia el más fatuo.
En definitiva, la obra resulta interesante, aunque de ningún modo su lectura sea grata. Su visión del mundo actual tiene aspectos lúcidos, pero también es amargamente reduccionista: el amor es sólo sexo; la amistad, traición; la familia, cargas; el matrimonio, infidelidad o rutina; y la vida, humillación. Para afrontar tal panorama y en espera de la muerte, no hay otra posibilidad que el alivio temporal brindado por el alcohol o la droga.
Pilar de Cecilia