Lumen. Barcelona (1995). 422 págs. 3.700 ptas.
A medida que, tras el descubrimiento de América, las naciones europeas se lanzaron a la exploración del Pacífico, muchas expediciones tropezaban, a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, con alguno de los múltiples archipiélagos desperdigados por los Mares del Sur. Así ocurrió con las islas Salomón, que recibieron este nombre por su riqueza minera. El problema era que no tenían medios para determinar con exactitud la localización geográfica de las tierras descubiertas, de modo que las sucesivas expediciones no lograban, en muchos casos, dar con estas tierras.
Tal hecho histórico, que forzó a científicos y políticos a buscar un Punto Fijo o Meridiano Cero, sirve de base a esta novela, cuyo protagonista es un joven noble piamontés residente en París al que Mazarino ordena averiguar los hallazgos, logrados por un astrónomo inglés.
Naufraga la nave en que viajan el sabio británico y el forzado espía al servicio de Francia, y este último, tras muchas horas en el mar, se refugia en un barco anclado ante una isla y en el que no parece haber nadie a bordo, salvo numerosos pájaros enjaulados. Al paso de los días, como alivio de su soledad, comienza a escribir su historia, y después sus conversaciones con un anciano jesuita alemán al que descubre escondido en un cuarto secreto y que le explica lo que ocurrió con la desaparecida tripulación.
El autor, a través de estos personajes, más simbólicos que reales, trata de novelar el espíritu del Barroco. La obra refleja un peculiar juego narrativo, mezcla de ensueños y realidades, muy sobrecargado de alardes intelectuales y retorcimientos idiomáticos, que la traductora afronta con esfuerzo pero no siempre con éxito. Densa, erudita y nada espontánea, resulta ardua y, a pesar de los chispazos de ingenio y humor propios de Eco, no puede considerarse entretenida. Tampoco es nada original la forma irónica en que el joven protagonista y el jesuita confrontan el conflicto entre ciencia y fe, planteado en términos un tanto tópicos de racionalismo librepensador.
Pilar de Cecilia