Comparto con la autora la fascinación por el pintor holandés Johannes Vermeer (1632-1675), y especialmente por el retrato, también conocido como La Gioconda del Norte, que da título a la novela. Chevalier ha recreado muy bien el ambiente de Delft en el siglo XVIII, a través de la protagonista, Griet, una joven sirvienta que recuerda los tres años que trabajó en la casa de la familia del pintor. Allí, además de ocuparse de otras tareas, de limpiar el estudio del artista, fue su ayudante en la elaboración de los colores y la inspiradora del célebre retrato.
En el último capítulo, dos meses después de la muerte del pintor, cuando ella es la esposa del hijo del carnicero que diez años antes la cortejaba, y contempla los acontecimientos de un modo menos idealizado, vuelve por última vez a la casa de Vermeer, donde recibirá una inesperada recompensa.
Se trata, indudablemente, de una ficción, pues los hechos pudieron ser muy distintos. Hay estudiosos de la obra de Vermeer que piensan que la figura del cuadro pudo ser una de las hijas del pintor. Pero Chevalier ha escrito un relato verosímil, muy bien ambientado, con interesantísimas descripciones de los métodos empleados por Vermeer, del ambiente de la ciudad, y algunas reflexiones sobre los modos de enfocar la vida de protestantes, la mayoría en Delft, entre ellos Griet y su familia, y católicos, como los Vermeer.
La novela es la historia de la fascinación de la joven sirvienta por el pintor, al que idealiza, a pesar de que su trabajo en la casa es duro, las diferencias sociales y culturales muy fuertes y, además, ha de defenderse de los ataques lascivos de Van Ruijven, un acaudalado comerciante para el que Vermeer pinta algunos cuadros, y de la ojeriza de la esposa del pintor. Vermeer trata a Griet con fría delicadeza, porque el interés por ella es puramente artístico. Quizá el personaje menos logrado es la esposa del pintor, presentada en la novela como una mujer un tanto histérica, obsesionada en traer hijos al mundo. Una interesante y notable novela, bien traducida, cuya lectura será más provechosa y amena si se dispone de algún libro con reproducciones de los cuadros de Vermeer.