Conviene leer la última entrega de la saga sobre Trajano magnis itineribus, al ritmo de marchas forzadas de las legiones del emperador. Si no, el riesgo de perder la visión de conjunto es alto. La estructura del libro tiene dos niveles de complejidad. Por un lado, se cuenta el episodio de la legión de Craso cuyo rastro se perdió en Partia en el 53 a.C., y por otro, en capítulos intercalados, se narran los diez años finales de Trajano a partir del 107 d.C., tiempo dominado por su campaña en Asia.
Además de esos continuos saltos temporales, hay un segundo nivel de complejidad espacial: las cosas suceden principalmente en Roma o en Persia, pero también en el imperio chino y en el del norte de la India. Santiago Posteguillo es consciente de la …
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