Hay términos que forman parte de nuestro vocabulario cotidiano, pero que muchos tendríamos dificultades para definir. Así ocurre, al decir de David Jiménez Torres, con el sustantivo intelectual, que hizo su aparición a finales del siglo XIX y todavía hoy continúa dividiendo a la opinión en cuanto a su significado, sus bondades e idoneidad. El crítico británico Stefan Collini ha distinguido tres acepciones: la sociológica –que alude al oficio–, la subjetiva –al interés por las ideas y la cultura– y la cultural –a la proyección y el reconocimiento públicos–. Pero tanto los que han historiado a los intelectuales como quienes los han elogiado o criticado desde la palestra pública, rara vez se han ceñido a alguno de estos significados.
Paradójic…
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