Cuando tenía 14 años, Anchee Min (Shanghai, 1957) fue obligada a criticar por escrito a la premio Nobel de Literatura, Pearl S. Buck, al igual que muchos compatriotas suyos. En aquel momento, Buck pretendía acompañar al presidente Nixon en su visita a China y la mujer de Mao organizó una campaña para desacreditarla y poder denegarle el visado de entrada en el país, como finalmente sucedió.
Años más tarde, Min emigra a Estados Unidos, donde cae en sus manos la novela La buena tierra, premio Pulitzer, una de las obras más conocidas de Pearl S. Buck (1892-1973). Al darse cuenta del error que cometió al redactar aquella denuncia, concibe La perla de China (título que en inglés juega con el significado del nombre de Buck) como un modo de saldar una deuda contraída con una escritora que tanta admiración y cariño mostró en sus obras por el pueblo chino, especialmente por los campesinos.
Pearl S. Buck era hija de unos misioneros presbiterianos que se establecieron en China, donde pasó la mayor parte de su vida. Dominaba el mandarín, apreciaba las costumbres chinas y se consideraba una más entre la gente del pueblo. La narradora de La perla de China es Sauce, una amiga ficticia de Buck, a la que Min recurre para relatarnos esos años de su vida hasta que tiene que volver a Estados Unidos.
La novela indaga en los motivos que llevan a Buck a escribir y presenta con delicadeza y visión amable los contornos de una figura dolorosa: las relaciones de Pearl con su padre fueron difíciles, así como con su marido, del que se divorció tras 18 años de matrimonio para casarse con su editor americano; tuvo una hija discapacitada mental y un cáncer le impidió tener más hijos, por lo que terminaría adoptando dos.
Aunque el ritmo narrativo decaiga en algún pasaje, Min recrea con acierto episodios de la historia de China del siglo XX (la guerra civil entre nacionalistas y comunistas, la llegada de Mao al poder, la Revolución cultural y el “Gran salto adelante”, la visita de Nixon, la figura de madame Mao) y consigue reflejar el lugar que ocupaba la mujer en aquella sociedad, la actividad de los cristianos y las persecuciones que sufrieron, y la relación de Buck con Xu Zhimo, precursor de la poesía china moderna.
Pero eso no es todo para hacer de La perla de China una novela muy recomendable. Porque Min habla, sobre todo, de la amistad. Una amistad leal, por la que sus protagonistas sufran por no denunciar a su amiga, una amistad que resiste el paso del tiempo y que pasa por encima de diferencias culturales.
Anchee Min ha publicado también La Ciudad Prohibida y La Última Emperatriz, y otras dos novelas que son durísimos testimonios sobre la China maoísta: Madame Mao (Mondadori), sobre la esposa de Mao, y Azalea roja (Círculo de Lectores), relato biográfico ambientado durante la tristemente célebre Revolución Cultural.