La piel del cielo

Elena Poniatowska

GÉNERO

Alfaguara. Madrid (2001). 439 págs. 2.950 ptas.

La escritora Elena Poniatowska, nacida en París en 1910 pero residente en México desde los 10 años, ha ganado con La piel del cielo la cuarta edición del Premio Internacional Alfaguara. Elena Poniatowska combina el periodismo con la literatura, incorporando a sus novelas (La noche de Tlatelolco, Tinísima y Hasta no verte, Jesús mío, entre otras) una fuerte carga ideológica. La misma intención está también presente en La piel del cielo, novela que reconstruye el itinerario biográfico del científico Lorenzo de Tena, personaje con el que pretende resumir gran parte del devenir del México contemporáneo.

La piel del cielo cuenta todos los pormenores de la difícil vida de Lorenzo, el mayor de cinco hermanos ilegítimos. Poseedor de una inteligencia llamativa, Lorenzo es un contestatario nato, de carácter difícil y orgulloso. Abandona los estudios universitarios porque no está de acuerdo con la manera que tienen los mexicanos de enfrentarse a sus problemas. Una incipiente vocación política le lleva a ingresar temporalmente en el partido comunista, donde se radicalizan sus posturas sociales. Junto con la descripción de su vida personal, la novela se centra en la relación de Lorenzo con la ciencia. Como prestigioso astrónomo de fama internacional, sus propósitos de modernizar su país desde la veneración por la ciencia chocan con un ambiente cultural y político bastante cerril.

En el plano amoroso, las relaciones que mantiene con las mujeres son raras y distantes, como se comprueba cuando Lorenzo conoce a Fausta, que vive bajo la influencia de la cultura hippie. Ideológicamente, Lorenzo se siente socialista, ateo y feroz enemigo de la labor de la Iglesia católica en México, a la que considera culpable, entre otras cosas, del atraso científico y del carácter abúlico y conformista de los mexicanos.

Durante toda la novela la autora se empeña en construir un personaje interesante, simbólico, atrayente. Pero sus intentos resultan fallidos porque Lorenzo es sólo una excusa literaria para volcar sus inquietudes sociales, políticas y religiosas, con una pretensión crítica.

La insistencia en crear personajes socialmente originales es bien visible en los femeninos, en especial Fausta, una mujer exótica, lesbiana en su juventud, peripatética, que lleva un estrafalario estilo de vida. La novela describe también la aventura científica de Lorenzo como astrónomo. En estas páginas la trama se ralentiza y pierde bastante interés.

Adolfo Torrecilla

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