Ediciones B. Barcelona (2003). 506 págs. 21 €. Traducción: Ana Alcaina.
En esta novela -la decimosexta- de P.D. James, el detective Dalgliesh entra de nuevo en acción para investigar unos asesinatos perpetrados en el museo Dupayne. Dedicado a los años de entreguerras, este pequeño museo privado acoge, además de obras de arte, biblioteca y archivo, una inquietante Sala del Crimen donde se exponen los casos más sonados de la época. Sin embargo, una amenaza se cierne sobre la existencia del museo y los encargados de su funcionamiento, los hermanos Dupayne, fideicomisarios de la herencia del padre, fundador del museo.
La trama está bordada con precisión y una colorista descripción de situaciones y personalidades. Tiene un ritmo lento, moroso; lo realmente importante es la gran cantidad de pistas que la autora va dejando, en un juego implícito con el lector, que se convierte así en un detective dispuesto a resolver el caso. La novela es buena en su género, con los matices que la autora aporta a la construcción de la trama. Habrá lectores a los que la lentitud del relato y la aparente falta de acción les resulten cargantes. Sin embargo, ésta es una investigación psicológica; para descubrir al asesino hay que seguir las pistas e intentar conectarlas con la mentalidad de los personajes.
La Sala del Crimen es una buena novela para los aficionados al género y también recomendable para todos aquellos que quieran disfrutar de la lectura como mero placer y evasión.
Gervasio Fernández