Tras la tercera y la cuarta guerra mundial, Estados Unidos ha cambiado considerablemente, así como el mapa político del planeta. El gobierno del país está ahora en manos de una monarquía, y la sociedad está dividida en castas: primera, la familia real, y luego otras siete en orden descendiente.
Al más puro estilo de La Cenicienta, el rey organiza una competición nacional, la Selección, entre todas las jóvenes del país para que el príncipe Maxon elija a su futura esposa. Una joven de cada provincia será seleccionada, sin que importe su casta.
La protagonista, América Singer, es una cinco (casta de los artistas), cuya familia vive a duras penas de cantar y pintar. Es feliz sabiendo que ha encontrado al amor de su vida, Aspen, al que ve en secreto porque pertenece a una casta inferior.
Mientras todas las jóvenes del país suspiran por ser elegidas, América no piensa ni en rellenar los papeles. Sin embargo, su madre y Aspen consiguen que participe, por los beneficios económicos que reportaría. Su vida cambiará del día a la noche cuando resulta la elegida por su provincia. A partir de entonces pasará a vivir en el palacio con el resto de las chicas para competir por el amor de un príncipe que no resulta de su agrado.
Sin embargo, América empezará a sentir que su paso por la Selección es más importante de lo que pensaba, su relación con el príncipe es mucho más que una amistad.
Aunque la trilogía se desarrolla en un tiempo futuro, las cosas en palacio son como en cuento de hadas (claramente, la obra está destinada al público femenino), con vestidos suntuosos, doncellas al servicio de las participantes, festividades reales, etc.
La trama enlaza dificultades políticas por las que atraviesa el país (siempre tienen que existir los rebeldes) con la competición entre las participantes. Hay buenos ejemplos de amistad, de relaciones familiares, junto con alguna participante que no tiene ningún sentido de la justicia. Y, por supuesto, toda la obra está teñida de romanticismo, ya que el novio de América sigue esperándola en las sombras, y la protagonista se debate entre elegir al príncipe Maxon o a Aspen.
La espera del desenlace hace difícil dejar la lectura de la tercera entrega, en la cual las aspirantes al príncipe se ven reducidas al mínimo. Sin embargo, como suele pasar últimamente con las trilogías, al segundo libro le sobran páginas (la indecisión de la protagonista es a veces desesperante).