Recreación libre de La tempestad, una de las últimas comedias de Shakespeare, que Margaret Atwood (Otawa, 1939) reelabora desde un punto de vista original, con una estructura escénica y ambientada en la actualidad canadiense. En la obra de Shakespeare, Próspero fue depuesto del ducado de Milán por su hermano. En la novela de Atwood, el Próspero actual es Félix, un famoso y peculiar director teatral, viudo y muy apenado por la muerte de su hija pequeña. Está a punto de estrenar una versión de esa comedia, cuando es despedido por las intrigas de su colaborador.
En 2001, Félix se instala en las afueras de la ciudad, inmerso en su exilio. Durante años urde su venganza, y la oportunidad se le brinda cuando es contratado como profesor en un correccional. Allí trabaja con falsa identidad y pone en marcha un plan genial: dirigir una obra de teatro con los inexpertos actores del centro, con la intención de tomarse el desquite contra su antiguo rival.
Atwood logra una exuberante trama en la que mueve los hilos de un protagonista poliédrico, vertebra la acción con trepidante ritmo, hilarantes diálogos y una fantasmagórica escenografía, elementos que destilan una aguda crítica social.
La obra está muy bien construida y la autora se sirve de Shakespeare para crear una inquietante temática contemporánea cuajada de emoción, fantasía y sátira. Todo desarrollado con una prosa excelente al servicio de un relato que, aunque con tintes dramáticos, recibe un tratamiento humorístico y en el que, al igual que en La tempestad, acaban aflorando los buenos sentimientos. Como mensaje central de la novela destaca la capacidad de la literatura como vehículo de mejora de las personas, en este caso unos delincuentes.