La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey es el único libro de la editora y librera estadounidense Mary Ann Shaffer, que falleció antes de terminarlo, por lo que su sobrina Annie Barrows se encargó de concluirlo. Publicado por RBA en 2009 con traducción de Sandra Campos, lo reedita ahora Salamandra poco antes de que se estrene una versión cinematográfica.
La acción transcurre en 1946, en una Inglaterra que a duras penas se recupera de las secuelas dejadas por la guerra. En este contexto, Juliet Ashton, afamada escritora, está buscando un nuevo argumento para una novela. De pronto recibe una carta de Dawsey Adams, un habitante de Guernsey, una isla del Canal de la Mancha, único territorio británico que estuvo bajo el poder de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. A Adams le ha llegado un libro del escritor Charles Lamb, que perteneció a Juliet.
A raíz de esta carta, se intercambian otras y Juliet empieza a conocer los divertidos pormenores de la peculiar sociedad literaria a la que pertenece Dawsey y, sobre todo, la vida de sus miembros y las dificultades por las que pasaron en Guernsey durante la ocupación alemana. Uno tras otro, todos los miembros de la sociedad literaria empiezan a cartearse con Juliet. Ahí descubrimos a distintos tipos humanos: sencillos, sarcásticos, divertidos, intransigentes, afables, ingenuos… Sabemos de sus vidas cotidianas, de sus amistades y, sobre todo, del impacto que la ocupación nazi ha tenido en ellos.
Así, se nos cuenta el extravagante modo en que se pone en marcha la sociedad literaria: unos vecinos de la isla han roto el toque de queda en plena Segunda Guerra Mundial para comerse a escondidas un cerdo que habían logrado ocultar a la vigilancia germana; para justificarse, fingen haber creado una sociedad literaria, y a partir de ese momento la hacen realidad, de modo que periódicamente se reunirán alrededor de un pastel de patata para hablar sobre libros, y para sobrellevar los tiempos dramáticos en que viven.
Se trata de una novela amable que ofrece un vivo retrato de tipos humanos, mediante un desarrollo narrativo original que consigue sorprender por su sencillez y por su habilidad técnica, a la que acaso se pueda reprochar un tono excesivamente monocorde para tan diversas voces narrativas. Pero, en todo caso, una obra que emociona, divierte y entretiene, con frecuentes concesiones a un humor muy inteligente, escrita por y para amantes de los libros.