La publicación en 1983 de After Virtue marcó un antes y un después en el campo de la filosofía moral. El libro de Alasdair MacIntyre hizo que se tambalearan las bases del emotivismo y ayudó a restaurar la argumentación ética clásica. Desde esa obra, y después de enfrentarse a las críticas vertidas sobre su postura, el filósofo de origen escocés no ha vuelto a escribir una obra tan sistemática, sino que ha ido aclarando, precisando y, en algunos casos, ampliando las ideas dadas a conocer en aquel ensayo, convertido ya en clásico.
Sin embargo, como explica José Manuel Giménez Amaya, es necesario destacar la continuidad entre el planteamiento inicial del filósofo y la trayectoria posterior. Todo el empeño de MacIntyre ha sido recuperar la objetividad de la discusión moral y es digno de elogio el esfuerzo, especialmente cuando la narrativa ética ha quedado malparada por el fuego relativista. Giménez Amaya, que ha leído al filósofo hasta en sus pormenores, expone de un modo sistemático el itinerario intelectual de este último. Diferencia, así, entre la producción que constituye una apostilla –un desarrollo o una aplicación– a Tras la virtud, de textos que inauguran nuevas orientaciones, sin desbaratar la continuidad con sus intuiciones más originales.
Por todo esto, y especialmente por poner en valor sus contribuciones más recientes, la aproximación que brinda Giménez Amaya habría sido ya encomiable. Pero hay algo más, y es exponer la inclinación metafísica, más sapiencial y profunda, que late en la filosofía del escocés, gracias a la cual se abre a paisajes de mayor calado que los éticos, como apuntaba este experto ya en otra ocasión.
En su recorrido por los hitos que ha atravesado en fechas más reciente este profesor emérito de Notre Dame, Giménez Amaya destaca la reflexión sobre la universidad, que no es –y esta es la aportación principal del libro– un tema menor, sino el que sintetiza tanto su diagnóstico sobre la crisis que brota en la Edad Moderna, como la puerta que nos permite dejarla atrás de una vez por todas.
Hasta qué punto la manera en que entiende MacIntyre la universidad es un revulsivo, lo muestra la voluntad en muchos lugares del mundo por implantar estudios humanísticos. Si se confía en la capacidad de la educación superior por formar, en el sentido amplio de la palabra, a quienes pasan por sus aulas, tal vez la recuperación de la virtud no solo sea una esperanza, sino un sueño realizable en un plazo no muy lejano.