El País-Aguilar. Madrid (1993). 268 págs. 1.895 ptas.
Entre el aluvión de informaciones sobre el conflicto de los Balcanes, se echan de menos análisis más profundos de la contienda, cuyas raíces se hunden en la historia. La obra de Hermann Tertsch, corresponsal de El País en Europa central y oriental, es una valiosa aportación para llenar esta laguna.
Hace muy poco tiempo, entre 1989 y 1990, Europa vivió el sueño de un nuevo orden continental, en medio de la euforia que siguió a la caída del muro. Pero hoy el panorama es muy distinto. La tragedia de Bosnia, las guerras del Cáucaso y las tensiones latentes en otros lugares del Este parecen confirmar las tesis de Tertsch, quien sostiene que estadistas y analistas políticos han olvidado la historia en su enfoque de la situación. Y si siguen olvidándola -si no tienen en cuenta las particularidades étnicas y nacionales del mosaico balcánico y de la antigua URSS-, nuevos estallidos bélicos pueden sacudir Transilvania, Eslovaquia o Macedonia.
Un punto esencial de este libro es la crítica de la idea de progreso lineal en la que tantos han creído desde la Ilustración. En ella creían los regímenes comunistas que aspiraban al mejor de los mundos, pero en el mismo caso están los nacionalismos agresivos de todo pelaje que hoy pretenden imponer su ley en Europa central y oriental. Tertsch tuvo ocasión de conocer los resultados de la utopía comunista, y advierte ahora contra nuevas utopías, muy en sintonía con Popper o Hayek. De este último recuerda una cita: «La tendencia fatal es la conciencia de que el hombre puede diseñar el mundo de acuerdo con sus deseos».
Leyendo este libro apasionante y apasionado, cualquier lector puede llegar a la conclusión de que las piedras de Viena, Budapest o Praga encierran más claves para el futuro que muchos gabinetes de estudios que acumulan volúmenes repletos de estadísticas.
Antonio R. Rubio