En este libro, Irène Némirovsky (1903-1942) rinde homenaje a uno de sus escritores favoritos, Antón Chéjov (1860-1904), una de las cumbres de la literatura rusa de finales del siglo XIX. La autora maneja mucha información que sabe dosificar. Su objetivo es trazar una biografía sencilla, en la que da mucha importancia a los sucesos familiares que marcaron la vida del escritor y que contribuyeron a su concepción de la literatura.
Gracias a su experiencia familiar, a sus estudios de medicina, a sus trabajos como reportero y a sus amistades, Chéjov consiguió calar el alma cotidiana de la sociedad rusa y mostrar las vidas de personajes sin historia, anodinos, insustanciales, tristes. Y todo ello sin dejarse llevar por un marcado existencialismo …
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