Ediciones Pirámide. Madrid (2001). 165 págs. 1.250 ptas.
Es un hecho patente para todos los educadores que, en mayor o menor medida, la violencia está presente en los centros escolares, que no siempre los profesores detectan todos los casos y que hay alumnos que como consecuencia de esa presión sufren en la escuela.
Esta obra está estructurada en tres apartados: un análisis sobre la violencia como fenómeno social, un test de detección de este fenómeno en las aulas y, por último, unas pautas de intervención para edades comprendidas entre los 3 y 16 años.
En el análisis que hace sobre la agresividad humana se hace eco de las diferentes explicaciones que sobre esta realidad se han hecho en los dos últimos siglos. A mi juicio, es la parte menos importante del libro, pues un fenómeno tan complejo no se puede abordar en unas pocas páginas. Apenas tiene en cuenta, en ese análisis teórico, la responsabilidad personal, aunque sí la tiene a la hora de abordar medidas educativas para corregirla. Y no podía ser menos, pues si el fenómeno fuera solo genético y ambiental, la escuela poco podría realizar para corregirlo, salvo protegerse.
Más importante es el sistema que sigue para detectar tanto al que ejerce la violencia como al que la sufre en el contexto escolar, así como para conocer cuál es la actitud de los compañeros hacia ambos grupos. Define con acierto el perfil del potencial agresor y del agredido. Señala las formas de violencia más frecuentes -verbal, psíquica, física-, así como los ámbitos donde más comúnmente se producen. Este fenómeno de la violencia lo mide con un test de elaboración propia, sencillo pero completo, dirigido a conocer la realidad del aula por la percepción que tienen profesores y alumnos. Explica su contenido, cómo aplicarlo y, sobre todo, cómo conseguir la mayor cantidad posible de información por medio de él.
En cuanto a las propuestas de intervención, establece un programa, con algunas sugerencias prácticas, del modo de llevarlo a cabo en educación infantil, primaria y secundaria. Está especialmente bien trabajado el guión para el tutor que ha de entrevistar a las víctimas de la violencia escolar.
El programa que ha desarrollado cuenta poco con la ayuda familiar, quizá por el escaso eco que ha encontrado en los lugares donde ha aplicado este programa. En cualquier caso, es un instrumento válido, especialmente para educadores.
José Manuel Mañú