Katarina Bishop, una adolescente de quince años, decide dejar el oficio de ladrona de arte en el que colabora con sus padres desde pequeña, y se marcha a un prestigioso internado. Pero después se ve obligada a abandonarlo para salvar a su padre, erróneamente acusado por un coleccionista de arte de haberle robado varias obras. Kat se propone encontrarlas para demostrar la inocencia de su padre. Por fin averigua que están escondidas en uno de los museos más seguros del mundo, de donde tendrá que robarlas. Le ayudarán sus primos y algunos amigos.
El argumento de la novela resulta bastante ingenioso, digno de un guión cinematográfico, sobre todo la planificación y ejecución del golpe. Como cabía esperar, los planes no salen según lo previsto, y Kat tiene que improvisar de un modo realmente asombroso. Es cierto que la acción y los medios les quedan un poco grandes a unos personajes que no pasan de ser unos adolescentes y sin embargo perpetran uno de los robos más importantes de la historia. El final está resuelto de modo que todo vuelve a su sitio y los malos reciben su merecido.
La agilidad de la novela, los protagonistas, los distintos escenarios, los diálogos sencillos y expeditivos, cierta trama romántica que entreteje la acción, la temática, hacen el libro realmente entretenido.
Ally Carter es autora también de una conocida serie de novelas, “Gallagher Academy”, sobre chicas-espía, aún no publicada en España. Ladrona con clase inaugura la serie “Heist Society”, de la que este año ha salido en Estados Unidos la segunda entrega, Uncommon Criminals.