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Las hijas del Capitán

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2018)

Nº PÁGINAS624 págs.

PRECIO PAPEL22,50 €

GÉNERO

Las hijas del Capitán es la cuarta novela que publica María Dueñas (Puertollano, 1964). De las tres anteriores, El tiempo entre costuras, Misión Olvido y La Templanza, sobre todo de la primera, se han vendido millones de ejemplares en 35 idiomas. María Dueñas se ha convertido en un fenómeno editorial, como demuestra que la primera edición de su última novela sea de 500.000 ejemplares. La autora se mueve muy bien en el best-seller de aventuras, sentimental, realista, con unas historias muy elaboradas, escritas con un estilo que busca llegar a miles y miles de lectores, sencillo y muy eficaz.

En esta ocasión, la historia sucede a mediados de los años 30 en Nueva York, destino del emigrante malagueño Emilio Arenas, que lleva años recorriendo países y trabajos hasta que se instala en la “Little Spain”, barrio en el que viven miles de emigrantes españoles de las primeras décadas del siglo XX. Tras unos trabajos ocasionales, Emilio se aventura a montar una casa de comidas, El Capitán, y para sacar adelante el negocio decide que su mujer y sus tres hijas veinteañeras, que viven en Málaga, se trasladen a Nueva York. Unos meses después, Emilio muere en un accidente.

Ellas quieren regresar a España; pero por las deudas y por una cuantiosa indemnización que pueden recibir por la muerte de Emilio, retrasan el viaje y acaban reabriendo El Capitán. Pero el negocio no arranca, mientras se multiplican las dificultades. Las hermanas deben afrontar complicadas situaciones personales y amorosas. Y si mientras al principio de su vida en Nueva York, viven encerradas en su casa y en su barrio, ahora no tienen más remedio que relacionarse con otras personas, que les abren posibilidades, aunque eso les lleve a equivocarse por su ingenuidad y falta de experiencia de la vida. Pero acaban por espabilar.

La novela reconstruye muy bien aquel mundo de emigrantes que llevan vidas sacrificadas, siempre con la nostalgia de todo lo español. Este es uno de los mejores aciertos de la novela. También merece la pena destacar la plasmación literaria de la mentalidad de la familia Arenas. Tanto la madre como las hijas han sido educadas en un humilde barrio popular y de pronto se ven viviendo en una gran metrópoli de siete millones de habitantes, sin dominar el idioma y sin saber apenas nada del mundo. Además, la muerte del padre acrecienta su desazón y desarraigo. La aparición de algunos personajes masculinos, claves en el desarrollo de la novela, contribuye a la transformación de estas mujeres.

Si la ambientación está bien engrasada, no se puede decir lo mismo del argumento, que la autora enreda en distintos momentos con intrigas, incidentes y personajes un tanto peliculeros, que no acaban de tener verosimilitud. Algunas escenas secundarias escabrosas, relacionadas con la vida amorosa de las protagonistas, apenas encajan en la historia.

Al igual que en sus anteriores novelas, la autora emplea una escritura funcional y realista, con muchos detalles costumbristas y ambientales, y atenta a matizar los rasgos psicológicos de las mujeres protagonistas, sin entrar por otra parte en grandes complicaciones.

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